sobre nosotros
mientras no eras
consciente de
que es a ti a quien le reclamo
el corazón
sentirías
tanto miedo que huirías
a donde ya
nunca podría llegar
y es en ese
preciso instante en el que mis
miedos
comienzan a temblar
y mis
palabras deciden no abrir el candado
que los
retiene.
Por pedir
pediría que mañana todo
fuera
diferente,
que ya no
tuviera que pensarte
y te percibiera
lejos de todas las letras
que te escribo
a diario;
poder
mirarte a los ojos sin querer besarlos
ni mimarlos
como si fuesen lo más
bello que he
visto en toda mi vida.
Por desear
desearía que mañana todo
fuera
diferente,
que pudiera
besarte como lo hace
un soñador que
quiere verte crecer
como solo tú
eres capaz
de hacer.
Y en eso se
resumen últimamente mis días,
adorarte
mientras me desgarro la voz
en silencio
al formar callos
en mis
dedos,
los mismos que
aprenderían a dibujar
por tu
sonrisa,
por unas
alas a la altura de tu alma.
Y así tal
vez transcurran mis días
mientras
intento desesperadamente
apagar las
brasas que has prendido
en la misma
almohada que conoce
los secretos
que he querido guardar
sobre ti.
Ya me duelen
los recuerdos que no podré
escribir y
los días que pasaré
sin tus manos,
pero soy
consciente de que mañana el viento
habrá
soplado en otra dirección
y el frío
amainará.
Serás un
reflejo en el agua que nunca pude
inmortalizar,
pero quedarás
en mi memoria como
una gran
historia…
De la que hubiera
deseado ser
el
protagonista.
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