lunes, 20 de julio de 2015

De los Dioses.

Cada ola viene y se va en una danza interminable e incansable; en una danza sonora, relajante y armoniosa, de Dioses quizás. El sonido de las rocas al chocar y la suave brisa que nos roza y eriza la piel. Que nos calma y nos hace ver que la vida es preciosa, claro que lo es. Y como la vida lo es la naturaleza, porque en ella solo hay vida, porque de ella depende.