domingo, 4 de febrero de 2018

Sobre el lienzo

Aún sigo investigando la forma para llamar 
tu atención.

Puedo escribir durante horas para encontrar el modo
de arrancar un saludo de esa boca a la que le robaría
el aliento mientras mis dedos sangran todo lo que querrían
gritarle al viento para que lo llevara hasta ti.

Mi voz ha quedado desgarrada tras tanto pronunciarte
y mis labios saben a tus besos sin haberte besado
antes.

Mis huesos tienen tu nombre tatuado por el modo
en el que me has calado y mi sangre ya es tuya;
la derramaré por ti cuando la vida te pese tanto que no puedas
sostener el llanto.

Mis fuerzas solo me piden sujetarte, el resto de mi vida,
para ayudarte a coger impulso y llegues a tu lugar
junto a las demás estrellas.

Desde que te conocí fui consciente de tus alas
y descubrí un milagro,
uno que ni siquiera tú habías visto al mirarte
en el espejo.

No he podido parar de dibujarte en mi mente,
tan perfecta y única,
rasgando el papel que me separa de la cordura
y al verte he querido huir para siempre
de todo aquello que me mantenía atado
al suelo;

desde tu altura el mundo se ve más bello.

Va a costarme abrir la coraza que nos separa,
llegar a lo más hondo de la montaña
y encontrarte vulnerable, como yo, y queriendo
sentir el amor que hace tiempo no sentimos.

Va a costarme encontrarte y tal vez no lo haga,
es posible que no lo logre nunca,
pero algo de ti me impide detenerme
y me tiene como un esclavo.

Estoy atado de pies y manos a tu forma de ser
y la vida se agotará, lo sé, estoy seguro,

mientras sigo el rumbo que tus pasos han dibujado
sobre el lienzo.

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