No sé qué será de nosotros; no sé si llegaremos a un puerto
común y tampoco quiero anticiparme al futuro, pues sabemos que en la vida
tenemos lo que finalmente merecemos, por muchas vueltas que pueda dar. No sé,
no tengo ni idea, pero quiero que sea contigo. Algo en mi interior me grita que
eres especial y me empuja a la necesidad
de conocerte como solo lo hacen muy pocos. Tengo la verdadera necesidad
de mirarte directamente al alma, de cogerte la mano y protegerla como si no
hubiera nada más en este mundo, pues tú, de alguna forma que aún no alcanzo a
comprender, sacas lo mejor de mí y apagas todos los demonios que se alojan en mi
interior. Me gustaría no pensar tanto en ti, porque apenas te conozco y no
puedo saber si pronto te irás con alguien especial, y aunque no estoy
enamorado, sé que me decepcionaría bastante. Has conseguido que mis días sean
un poquito mejores y ya eso me vale para querer quererte, para quererte ya de
algún modo. No sé cuánto durará esto, ni si tendré la oportunidad de algún día
besar esas tres estrellas que se acomodan cerca de tu boca, pero deseo poder
hacerlo; equivocarme si fuera necesario, pero correr el riesgo. Correr el
riesgo… Quiero correr el riesgo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario